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¿Qué es una uveítis?

La uveítis es una enfermedad oftalmológica poco conocida para el gran público debido a su relativa baja incidencia en la población, pero es responsable de uno de cada 10 casos de ceguera. Es una enfermedad compleja de manejar ya que puede tener causas sistémicas que hay que investigar para determinar el tratamiento adecuado.

La uveítis es una inflamación de la túnica vascular del ojo, llamada úvea. Esta parte del ojo incluye el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Dependiendo de la estructura afectada, se describen 4 tipos de uveítis:

  • La uveítis anterior, cuando la inflamación se localiza en la cámara anterior del globo ocular. Los síntomas son un ojo rojo y doloroso, fotofobia, y con frecuencia una disminución de la visión. La pupila del ojo afectado suele estar más contraída que la del otro ojo.
  • La uveítis intermedia, cuando la inflamación se localiza en la retina y el vítreo periférico. Esta uveítis es generalmente indolora, pero va acompañada de una disminución de la agudeza visual y de una percepción de pequeños puntos negros flotantes (miodesopsias).
  • La uveítis posterior, cuando la inflamación se localiza en las estructuras del fondo del ojo (coroides, retina o ambas).
  • La panuveítis o uveítis difusa, cuando están afectadas todas las estructuras del ojo. Es la forma más grave de uveítis y está en general relacionada con una enfermedad sistémica.

¿Qué es la uveítis posterior?

Hablamos de uveítis posterior cuando están afectadas las estructuras del fondo de ojo, es decir la coroides (coroiditis), la retina (retinitis) o incluso ambas estructuras (coriorrenitis), también se pueden ver afectados el nervio óptico y la retina (neurorretinitis).

Los casos de uveítis posteriores representan un 15% del total de las uveítis.

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¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de la uveítis posterior suelen ser una disminución de la agudeza visual y una sensación de borrosidad visual, asociada con la percepción de manchas más o menos móviles en el campo visual. En algunas personas, y cuando la mácula se ve afectada, la pérdida de visión puede llegar a ser severa.

Un paciente con uveítis posterior puede notar moscas volantes, como dijimos anteriormente. También puede desarrollar escotomas, que son pequeñas áreas del campo visual donde la visión es menos sensible o está incluso ausente. Estas áreas están rodeadas de una visión normal. En la uveítis posterior el paciente no suele quejarse de un dolor intraocular intenso.

¿Cuáles son las causas?

Las causas de la uveítis posterior son numerosas y de diversa gravedad. Para realizar un diagnóstico correcto puede ser necesario realizar serología, pruebas de inmunología, radiografía de tórax, determinación de HLA (antígenos leucocitarios humanos) e incluso resonancia magnética.

En efecto, las causas pueden ser sistémicas, es decir asociadas a una enfermedad sistémica que puede ser infecciosa o no infecciosa.

Las causas de las uveítis posteriores pueden ser infecciosas. En este caso la causa más frecuente de las uveítis posteriores es la toxoplasmosis. La sífilis, la tuberculosis y la infección por el virus del herpes suelen ser otras causas infecciosas de la uveítis posterior.

Las causas de las uveítis posteriores pueden ser también no infecciosas: hablamos de lupus eritematoso sistémico, sarcoidosis, poliartritis nodosa o la enfermedad de Birdshot. Son trastornos autoinmunes que se deben investigar para poder tratar adecuadamente al paciente.

Si resulta que la uveítis posterior se debe a un proceso propio del ojo y que los resultados de la exploración al nivel sistémico son negativos, hablaremos en este caso de una causa idiopática de la uveítis posterior. Otras causas de uveítis posterior pueden estar relacionadas con un cuerpo extraño, una herida ocular, una complicación de una cirugía ocular, un tumor ocular o incluso un desprendimiento de retina antiguo.

¿Cómo se diagnostica la uveítis posterior?

La exploración de un paciente con síntomas de uveítis posterior por el oftalmólogo en la consulta consiste en la valoración de la agudeza visual, la presión intraocular, y el grado de inflamación de la retina a través de un examen del fondo de ojo

¿Qué pruebas complementarias se realizan en la consulta del oftalmólogo?

Las pruebas complementarias que puede realizar el oftalmólogo en la consulta son:

  • Una OCT (Tomografia de Coherencia Óptica) permite valorar rápidamente la importancia del edema macular y el estado de la retina.
  • Una angiografía, se realiza principalmente para detectar si hay vasculitis.
  • Un campo visual que permite evaluar el alcance de los daños a nivel de la retina. El campo visual es independiente de la agudeza visual, es posible de hecho, tener una una correcta agudeza visual y campo visual deficiente.

Aparte de las pruebas oftalmológicas, el oftalmólogo puede pedir, para tener un diagnóstico correcto, la realización de una serología, de pruebas de inmunología, de una radiografía de tórax, incluso la determinación de HLA (antígenos leucocitarios humanos) o una resonancia magnética. En este caso se pretende lograr con una colaboración multidisciplinar un diagnóstico y un enfoque terapéutico que implica a otros especialistas, que sean médicos internistas, inmunólogos, reumatólogos, neurólogos, etc.

¿Cuáles son los tratamientos de la uveítis posterior?

El tratamiento inicial de la uveítis son los antiinflamatorios. La determinación de las causas de una uveítis recurrente o crónica es muy importante para poder administrar el tratamiento correcto que puede conllevar fármacos antiinfecciosos o fármacos inmunosupresores.

¿Cuál es el pronóstico de la uveítis posterior?

En la uveítis posterior la inflamación puede llegar a ser recurrente o crónica. Si es el caso, la uveítis posterior puede llegar a durar meses e incluso años y provocar daños permanentes en la visión si no se está tratando ni controlando. Por eso la importancia de un diagnostico precoz y de una buena colaboración entre especialistas para lograr empezar el tratamiento adecuado cuanto antes.

La uveítis posterior puede tener complicaciones como el glaucoma, cataratas o neovascularizacin de la retina y llevar al paciente a necesitar otros tratamientos complementarios.