Cristales azules, verdes, amarillos, negros… Existe un sin fin de cristales ahumados para la protección de nuestros ojos, pero no es tan importante el color que seleccionemos como el que protejamos nuestros ojos y nuestra vista con unas gafas de sol que actúen como filtro para frenar la radiación solar y evitar así graves daños en la estructura ocular.
¿Cómo funciona el ojo frente a la radiación solar?
La radiación ultravioleta es la causante de muchas enfermedades desarrolladas en los ojos, desde lesiones en la retina, hasta cataratas, tumores y queratitis (inflamación de la córnea). La luz solar entra por la superficie del ojo, la córnea, y pasa por todas sus capas, el iris y el cristalino hasta llegar a la retina. Aunque la retina aguanta mucho la exposición solar, es imprescindible protegerla ya que, cada vez vivimos más años y tenemos una vejez más larga y esto suele desencadenar en enfermedades degenerativas oculares.
El funcionamiento del ojo es prácticamente igual al de una cámara de fotos. Cuando entra la luz, la pupila actúa a modo de diafragma, cortando el torrente de luz y dejando entrar aquella que es necesaria para la formación de la imagen. Cuando la exposición solar es muy intensa y la pupila no es capaz de controlar tal torrente de luz, el cerebro da la señal a los músculos extraoculares para que entrecierren los ojos y así controlar la entrada de luz en el ojo. Las consecuencias de este acto reflejo suelen ser dolores de cabeza y la aparición temprana de arrugas en la zona.
Tipos de gafas de sol
Existen dos tipos de gafas de sol:
- Aquellas cuyos cristales son normales, de color negro o tostado que filtran la luz por un fenómeno óptico de filtros normal.
- Gafas de sol especiales que suelen tener dos vertientes: la gafa de sol de cristales amarillos, que está especialmente indicada para personas con baja visión ya que potencia el contraste y ayuda a ver mejor; y la gafa de sol con cristales polarizados que eliminan los reflejos y filtran la luz pero permiten la correcta visión hasta en ambientes poco iluminados, como por ejemplo un túnel de carretera.
Un buen filtro de luz y un filtro de ultavioleta correcto son garantía de una buena protección para nuestros ojos.
Consejos para proteger nuestros ojos del sol
- Evitar largas e intensas exposiciones solares, como en verano en la playa y en invierno en la nieve (el agua y la nieve reflejan los rayos de sol y son más perjudiciales)
- Usar gafas de sol adecuadas. Evitar las no homologadas ya que pueden dañar nuestros ojos. Además, si padeces algún defecto visual (miopía, hipermetropía o astigmatismo), es conveniente usar gafas de sol con la graduación adecuada a tu problema visual.
- Evitar la exposición solar en las horas en las que el sol está más perpendicular (horas centrales del día).
- Extremar las precauciones cuando se tienen los ojos de color claro, ya que esto se debe a una falta de pigmentación del iris, que permite una mayor entrada de luz hacia la retina.
- Evitar el contacto sin protección con láseres o con aparatos de soldadura que pueden provocar graves quemaduras en la retina.
Además, es conveniente acudir una vez al año al oftalmólogo o consultar cualquier tipo de duda a nuestro óptico. Ellos, te ayudaran a elegir el filtro más adecuado según sea tu color de ojos, tu necesidad visual o tus patologías oculares. Así, se evitarán futuros diagnósticos de cataratas, lesiones en la retina e, incluso, tumores en los párpados inferiores. Recuerda que la prevención es el mejor tratamiento.
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