Como cada segundo jueves de octubre desde el año 2000, hoy celebramos el Día Mundial de la Visión. El objetivo de este día es captar la atención de todo el planeta sobre la ceguera y la discapacidad visual. Se trata de una iniciativa que impulsa la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB) y que, en la edición de este 2016, tiene como lema ‘Juntos somos más fuertes’.

De esta manera, la IAPB anima a todas las partes implicadas en el mundo de la visión – desde los oftalmólogos y las clínicas hasta los donantes y los pacientes – para que se unan con el objetivo de que la salud visual sea cada vez mayor en el mundo. Porque la unión hace la fuerza y porque, juntos, ya se han logrado muchos éxitos.

Una buena visión es fundamental para una buena realización de las actividades del día a día. Por esta razón, es muy imprescindible mantener una correcta higiene visual, ya que cuidar la vista es sinónimo de calidad de vida.

Desde que nacemos hasta que morimos, nuestros ojos pueden desarrollar una serie de enfermedades que desencadenen en una pérdida de visión irreversible. Por ejemplo, durante los primeros años de vida, las enfermedades oculares más comunes son el ojo vago u ambliopía (pérdida de visión de un ojo por la excesiva diferencia entre la graduación de un ojo y otro) y el estrabismo (falta de paralelismo entre ambos ojos).

En la adolescencia, es bastante común que puedan aparecer problemas refractivos como la miopía (dificultad para ver bien en distancias lejanas), la hipermetropía (dificultad para ver en distancias más cercanas) y el astigmatismo (dificultad para enfocar los objetos a cualquier distancia).

La miopía puede convertirse en un trastorno visual cada vez mayor. Según los datos facilitados por la Academia Americana de Oftalmología, si en el año 2000 un 22,9% de la población mundial padecía este trastorno, en el 2050 se estima que lo sufrirá un 49’8%. Esta tendencia al alza ya puede confirmarse con los datos más actuales que demuestran que en 2015 un 32,1% de los habitantes del planeta eran miopes (30,8% en Europa Central).

Alrededor de los 45 años, el defecto visual que sufre la sociedad es llamada vista cansada o presbicia. La presbicia es defecto que impide ver de cerca sin la ayuda de gafas o lentillas. Además, es a partir de esta edad a la que se recomienda realizarse una revisión anual con el oftalmólogo.

A medida que van envejeciendo nuestros ojos, es frecuente que aparezcan enfermedades asociadas a la edad como pueden ser las cataratas, debido a la opacificación del cristalino, o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) que produce un deterioro en la zona central de la retina, la mácula.