El pasado 5 de marzo un hombre de 38 años falleció en su propio domicilio, en Florida (EEUU), como consecuencia de la explosión de un cigarrillo electrónico. Dicha explosión provocó el impacto, a modo de proyectiles, de varios fragmentos de este dispositivo electrónico que le perforaron el cráneo.

La víctima presentaba, asimismo, quemaduras en el 80% de su cuerpo como consecuencia del incendio provocado la explosión.

Pese a que el cigarrillo electrónico se ha promocionado como un método eficaz para dejar de fumar, no han cesado las investigaciones que cuestionan sus efectos beneficiosos.

¿En qué consiste un cigarrillo electrónico? Se trata, básicamente, de un dispositivo que contiene un líquido. Este líquido, al calentarse, se convierte en vapor que sustituye al humo del cigarrillo tradicional y de hecho, puede inhalarse de igual modo, simulando la experiencia de un cigarrillo común.

Por lo general, el líquido contiene nicotina, propilenglicol (sustancia que irrita los ojos y el aparato respiratorio a corto plazo, es decir, tras su consuno) y glicerina junto con sustancias aromatizantes.

Sin embargo, son varios los estudios que han identificado otras sustancias como estaño, plomo, níquel, cromo y otros compuestos, potencialmente, tóxicas y cancerígenos.

Es más, de acuerdo con la OMS, “los cigarrillos electrónicos no son sólo vapor de agua sino que, incluso, pueden conllevar diferentes riesgos para la salud”.

Por tanto, es indiscutible que los efectos nocivos de la nicotina pueden desencadenarse al utilizar cigarrillos electrónicos que contienen nicotina. Y además, hay que tener en cuenta que pese a que algunos de los líquidos aseguran no contener nada de nicotina, en realidad contienen  cierta cantidad de la misma.

La nicotina aumenta la frecuencia cardiaca, contrae los vasos sanguíneos, con la consiguiente disminución de la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos, aumenta la presión sanguínea y la concentración de ácidos grasos en sangre, lo que favorece el endurecimiento de las arterias.

Todo ello se traduce en un mayor riesgo de ataques cardiacos así como de accidentes cerebrovasculares por falta de riego sanguíneo.

Cigarrillo electrónico y sus peligros para la vista

Pero es que a nivel oftalmológico, también los ojos sufren las consecuencias de esa falta de circulación de la sangre en sus vasos sanguíneos. En estos casos, la pérdida de visión puede ser muy significativa y podría producirse una trombosis si se forma un coágulo en los vasos.

Esta es la razón por la que la nicotina guarda también una estrecha relación con diversas enfermedades degenerativas de la vista, como pueden ser la degeneración macular o el glaucoma.

Así, la degeneración macular es una enfermedad crónica y progresiva de la mácula o parte central de la retina que ocasiona una pérdida de visión central y puede llegar, en los casos más severos, a la ceguera. De hecho, es una de las causas más frecuentes de la pérdida de visión en el adulto.

En este sentido, la nicotina favorece la muerte celular de una capa exterior de la retina que nutre las células visuales, denominada epitelio pigmentario.  

cigarrillo electrónico

De igual modo ocurre con las neuronas del nervio óptico, que resultan dañadas, dando paso a otra enfermedad degenerativa irreversible, como es el glaucoma.

Respecto a las personas diabéticas, la nicotina aumenta el riesgo de sufrir una retinopatía diabética debido a la alteración de los vasos sanguíneos de la retina.

Y además, la nicotina es una seria amenaza para la aparición de cataratas por la falta de irrigación del globo ocular, que conduce a una degeneración del cristalino e, igualmente, la nicotina puede producir irritación de los ojos, tanto en fumadores activos como pasivos, contribuir a la inflamación ocular conocida como uveítis como y ocasionar un empeoramiento en aquellos pacientes con síndrome de ojo seco por anomalías en la cantidad o claridad de la lágrima.

Así pues, podemos concluir que los ojos en ningún caso permanecen al margen del daño generalizado que provoca la nicotina, ya sea consumida en cigarrillo tradicional o cigarrillo electrónico.