Las moscas volantes es el nombre con el que nos podemos referir a unos puntos o nubes que se mueven en nuestro campo visual. Parecen como “moscas flotantes”, de ahí su denominación. Lo habitual es que se identifiquen cuando miramos un fondo azul, un cielo despejado o al mirar la pantalla del ordenador y suelen desaparecer al intentar mirarlos directamente.

Desde el punto de vista estructural, estas manchas son trozos diminutos causados por una condensación que se forma en el líquido gelatinoso transparente que rellena el globo ocular, lo que se denomina humor vítreo. En muchos casos, estas condensaciones pueden ser una consecuencia de la deshidratación natural que sufre el vítreo.

No es una molestia grave, más bien leve, aunque es cierto que una cantidad elevada de moscas volantes pueden indicar la presencia de alguna infección, lesión o inflamación del ojo e incluso de un desprendimiento de retina parcial o total.

El motivo por el que aparece no está exento de debate. No parece existir una relación causa-efecto, aunque la edad y la miopía podrían estar presentes entre los principales factores de esta molestia.

El tratamiento de las moscas volantes

No suele aplicarse un tratamiento específico para las moscas volantes. Algunas personas se adaptan a su presencia en el campo visual y llegan a ignorarlas por completo. Aunque es cierto que en casos específicos es necesario la cirugía.

En cualquier caso lo ideal es una revisión oftalmológica y un examen de ojos para observar las áreas del ojo y comprobar que no existen otras lesiones. También es recomendable que si no desaparecen se continúen con revisiones periódicas para examinar el ojo.