Qué vas a encontrar en este artículo
- Relación de la miopía y la genética
- Nuevos estudios reveladores
- El mejor tratamiento de la miopia infantil – estar al aire libre
- Mismas conclusiones en distintos estudios
- Vamos camino de una epidemia de miopia
Relación de la miopía y la genética
“Los niños necesitan pasar más tiempo al aire libre”. Este es el mensaje que la Dra. Kathryn Rose, jefe de Orthoptics en la Universidad de Tecnología de Sydney (Australia), envía a todas las familias tras los resultados obtenidos por su equipo de investigación.
Es cierto que durante muchos años, se venía aludiendo a la genética como elemento principal en la aparición de la miopía. Sin embargo, en 1969 se llevó a cabo un estudio en el pueblo inuit, situado en el extremo norte de Alaska, que arrojó como datos significativos un incremento tan rápido en las tasas de miopía que, en modo alguno, podía justificarse en base únicamente a cambios genéticos, pues éstos discurren con demasiada lentitud.
Como consecuencia de ello, la comunidad científica empezó a plantearse que con independencia de los genes, podría haber otros factores que, igualmente, aumentasen o disminuyesen el riesgo de padecer la enfermedad.
Nuevos estudios reveladores
Así, en 2007 Donald Mutti, Profesor de Optometría de la Fundación EF Wildermuth en el Colegio de Optometría de la Universidad Estatal de Ohio, junto con su equipo, realizaron un seguimiento con más de 500 niños y niñas de 8 y 9 años de edad de California.
No solo les preguntaron por el número de horas de lectura o de uso de una pantalla a la semana sino que además, añadieron otros interrogantes, como la práctica de deportes y actividades al aire libre.
Transcurridos cinco años, uno de cada cinco niños participantes había desarrollado miopía y el único factor ambiental, asociado de forma indiscutible con el riesgo, fue el tiempo transcurrido al aire libre.
Tal y como señala Mutti, “por entonces pensamos que era un hallazgo raro, pero aparecía como consecuencia de los análisis”.
El mejor tratamiento de la miopia infantil – estar al aire libre
Un año más tarde otro equipo de investigación, encabezado por la Dra. Rose, realizó un seguimiento durante tres años a más de 4.000 niños de Educación Primaria y Secundaria en Sydney. Tras el mismo, confirmaron que “los niños que pasan menos tiempo al aire libre, tienen un mayor riesgo de desarrollar miopía”.
Y aunque se barajaron otras alternativas, como que fuese la actividad física la que ejerciese este efecto beneficioso para la vista, lo cierto es que el resultado se mantenía siempre y cuando el niño hubiese estado al aire libre, aunque no realizase ningún deporte y se limitase, por ejemplo, a estar tumbado sobre la hierba disfrutando de un picnic o a leer, en su caso, un libro en la playa.
La hipótesis que más se ha formulado, en un intento por explicar este hallazgo, es que la luz estimula la liberación de dopamina, que es una sustancia que fabrica nuestro cuerpo y que a su vez, actúa como mensajero químico o neurotransmisor, ya que envía una señal al cerebro para bloquear el alargamiento del globo ocular durante el desarrollo del ojo, siendo ésta la causa desencadenante de la miopía.
Mismas conclusiones en distintos estudios
En este sentido Ian Morgan, investigador especializado en miopía en la Universidad Nacional de Australia (Canberra), señala que “para protegerse de la miopía, los niños necesitan pasar al menos tres horas al día bajo niveles de luz de al menos 10.000 lux. Esta es la iluminación que reciben bajo un frondoso árbol llevando gafas de sol en un día brillante de verano, mientras que un día nublado puede proporcionar menos de 10.000 lux y una oficina o aula bien iluminada no más de 500 lux”.
A estas mismas conclusiones llegan otros muchos estudios como es el Estudio SCORM de Singapur, llevado a cabo en niños de China, India y Malasia.
Vamos camino de una epidemia de miopia
Son muchos los profesionales que comparten la opinión del Dr. Padmaja Sankari Durg, jefe del programa de miopía de la entidad no gubernamental Brien Holden Vision Institute (BHVI): “vamos por el camino de tener una epidemia de miopía”
La mera probabilidad de que esto ocurra es alarmante ya que la miopía, en los casos más graves, adelgaza y debilita las partes internas del ojo aumentando, de esta forma, el riesgo de desprendimiento de retina, cataratas, glaucoma e, incluso, ceguera.
Por consiguiente, debemos recordar la recomendación última de todos estos profesionales e investigadores: pasar poco tiempo al aire libre constituye un factor de riesgo para la miopía.
Deja tu comentario