Un grupo de científicos del Instituto de Investigación Scripps (California, EEUU), capitaneado por la Dra. Kristin Baldwin, han ideado un método para convertir células de la piel en diferentes tipos de neuromas.

Son muchos los estudios que se han llevado a cabo, a nivel internacional, para tratar de determinar de qué modo pueden generarse neuronas a partir de otras células ya que hay enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson, en las que el daño cerebral se debe, principalmente, a la pérdida de neuronas que el cerebro es incapaz de regenerar.

Enfermedades Degenerativas del Cerebro

En un primer momento, las investigaciones se centraron en la obtención de células madre a partir de embriones, para convertir dichas células en neuromas. Sin embargo, esta técnica plateaba conflictos éticos y morales.

Posteriormente, en el año 2006, el Dr. Shinya Yamanaka demostró que un tipo de células (llamadas fibroblastos) de la piel podían convertirse en células madre que, al igual que las células madre embrionarias, poseen la capacidad para transformarse en cualquier tipo de célula especializada.

Este descubrimiento, que le valió el Premio Nobel de Medicina en el año 2012, abrió la puerta a sucesivas investigaciones.

Además del descubrimiento del Dr. Yananaka, Baldwin contó con las aportaciones de otro estudio previo, dirigido esta vez por el Dr. Marius Wernig, en la Universidad de Stanford (Palo Alto, California). Según sus propias palabras, “esta técnica podría ser utilizada algún día para crear nuevas neuronas que pudieran ser trasplantadas a pacientes con enfermedades neurológicas”.

En este sentido, la aportación de Baldwin abre las puertas a la esperanza para muchas de las enfermedades degenerativas de hoy día, ya que ha conseguido producir neuronas a partir de células de la piel. Este hallazgo brinda la oportunidad de disponer de las neuronas concretas que se necesiten para la investigación tantas veces como sea necesario ya que, además, estas neuronas “sintéticas” se comportan, funcionalmente, como auténticas neuronas.

De esta forma se elimina la necesidad de obtener muestras humanas mediante procedimientos quirúrgicos, muestras que, por otra parte, solo pueden estudiarse durante un periodo muy corto de tiempo.

En conclusión, la capacidad para transformar las células de la piel en otros tipos de células, como las neuronales, nos va a permitir, en primer lugar, probar nuevos medicamentos en las células afectadas para tratar de solucionar el problema sin necesidad de probarlos, con anterioridad, en ratones u otros animales de laboratorio ya que éstos no siempre presentan características similares al comportamiento biológico del ser humano.

Y en segundo lugar, comprender muchas enfermedades y nuevas formas de enfocar su tratamiento a través de la llamada “medicina regenerativa” que, sin lugar a duda, resultará especialmente valiosa en materia oftalmológica, particularmente en enfermedades de carácter degenerativo, como son el glaucoma o la degeneración macular.