La mayoría de las veces no solemos dar excesiva importancia a algo tan simple, en apariencia, como un ojo enrojecido. Puede que además nos duela, que exista lagrimeo, que manifestemos una repentina hipersensibilidad a la luz (fotofobia) o que veamos como moscas volantes. Por lo general, lo achacamos a un simple derrame y decidimos esperar a que se resuelva sólo.
El problema sobreviene cuando esto no sucede así y no sólo el enrojecimiento es permanente, sino que nos damos cuenta de que nuestra vista disminuye.Si en este momento decidimos acudir a un profesional, probablemente nos examinará y realizará las pruebas pertinentes para descartar una uveítis.
La uveítis puede ser una enfermedad grave y pese a no gozar del conocimiento popular, constituye la tercera causa de ceguera, en países desarrollados, entre personas jóvenes en edad laboral.
Consiste en una inflamación dentro del ojo que afecta a la uvea, que es la capa que se encuentra entre la esclerótica y la retina y que aporta la mayor parte de suministro sanguíneo a esta última. Entre sus causas, podríamos citar traumatismos, infecciones (virus, microbios, hongos, parásitos, etc) e incluso trastornos autoinmunitarios, caracterizados por el ataque de nuestro propio sistema inmunológico a células y tejidos sanos de nuestro cuerpo al considerarlos, de forma errónea, como extraños ( artritis reumatoide y espondilitis anquilosante, entre otros).
Sin embargo, en muchos casos nunca se llega a conocer la causa exacta de la enfermedad, ya que también debuta en personas sanas.
No hay que olvidar que es una enfermedad que también puede presentarse en niños con enfermedades articulares, siendo en estos casos asintomático, por lo que estos pacientes deben llevar un exhaustivo seguimiento oftalmológico.
Es posible que se presente inicialmente en un solo ojo y que tiempo después, afecte al otro. Su incidencia es de15-17 casos por cada 100.000 habitantes y entre sus complicaciones se encuentran el glaucoma, las cataratas, el desprendimiento de retina y la pérdida de la visión.
Por todo ello, es esencial el diagnóstico a tiempo del oftalmólogo pues sin un riguroso control de la situación y un tratamiento apropiado, las lesiones podrían ser muy graves y permanentes.
En Novovisión nos proponemos que esta enfermedad deje de resultarte esa “gran desconocida”. Colabora con nosotros, no pases por alto cualquier afectación de tus ojos por muy banal que parezca. De tu actitud puede depender que se salve tu vista, en un caso como éste, o que la pierdas para siempre.
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