En muchas ocasiones, de manera involuntaria, sentimos cómo los músculos del párpado se contraen con diferente intensidad y duración. La mayoría de los casos tan sólo dura unos segundos, pero se han llegado a registrar casos en los que el temblor ha durado hasta un par de días.
Estas convulsiones, técnicamente conocidas como blefaroespasmo (del latín ‘blefa’, párpado), se producen normalmente en el párpado inferior, pero también pueden afectar al superior y a uno u otro ojo indistintamente. Técnicamente el blefaroespasmo es una distonía focal caracterizada por espasmos repetidos y prolongados del músculo orbicular que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres durante la quinta o sexta década de su vida.A menudo un parpadeo excesivo precede el inicio de los espasmos, pero el estrés, el cansancio, el insomnio, una alimentación incorrecta, una mala hidratación o el exceso de cafeína en el cuerpo son las principales causas de su aparición. Aun así en la mayoría de los pacientes, la causa de aparición del blefaroespasmo se desconoce, después de haber sido estudiado postmortem, en algunos casos.
A su vez hay que diferenciar esta dolencia de otras causas de oclusión parpebral como la parálisis del músculo orbicular (ptosis parpebral) o la incapacidad para abrir los ojos provocada por la inhibición suprasegmentaria del músculo elevador del párpado. Es importante tener en cuenta que si la dolencia presenta una grave intensidad o se alargan durante varios días pueden ocasionar ceguera funcional. Algo menos común es que se extienda al resto de la cara, pero no hay que descartar esa posibilidad conocida como síndrome de Meige. En ese caso, los espasmos se extienden a otros músculos craneales provocando contracciones involuntarias de la mandíbula o de la lengua.
El blaferoespasmo leve no suele precisar de un tratamiento farmacológico uniforme, aunque la mayoría de los pacientes pueden mejorar inicialmente con fármacos anticolinergicos u otros medicamentos (tetrabenazina o neurolepticos). Por otro lado, los médicos expertos recomiendan descansar, dormir más horas, reducir el estrés o usar colirio para lubricar los ojos.
Si por el contrario, el blaferoespasmo es más grave, cabe la posibilidad de inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica. De esta manera se consigue disminuir la transición de los impulsos eléctricos de las terminaciones nerviosas a los músculos, aliviando así los espasmos.
Otra solución a tener en cuenta, para los casos más extremos, es la miectomía. En esta intervención quirúrgica se extirpa parte de los músculos que provocan el cierre de los párpados. En la neuroctomía, otra técnica médica más arriesgada, se extirpan algunas ramas seleccionadas del nervio facial.
A pesar de los múltiples posibilidades que existen para combatir el blaferoespasmo, bien sea de manera leve o grave, muchas veces el paciente tiene que acostumbrarse a vivir con ello y aceptar algunas limitaciones. Tendrá que tener en cuenta que habrá algunas actividades que paulatinamente aumentaran su dificultad para realizarlas como pueden ser conducir automóviles, leer o ver la televisión.
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