A todos nos gusta sentirnos atractivos, es algo natural ya que gracias a ello gozamos de una sensación de seguridad y confianza en nosotros mismos que mantiene en alto nuestra autoestima.

Sin embargo la edad e incluso la genética pueden jugarnos una mala pasada, proporcionándonos una mirada triste y un aspecto cansado debido a la aparición de bolsas de grasa y exceso de piel en los párpados que, en ocasiones, puede llegar a afectar el campo de visión.Estos problemas pueden corregirse, fácilmente, mediante una blefaroplastia, intervención que requiere tan sólo de anestesia local más sedación, salvo que la operación se asocie a otro procedimiento, por lo general un lifting (estiramiento facial).

En la primera consulta con el especialista, éste evaluará su visión, la producción de lágrimas y su estado general de salud pues cuando existen problemas de tiroides, falta de
lágrimas suficientes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes, glaucoma y desprendimiento de retina puede estar desaconsejada la blefaroplastia por ser considerados factores de riesgo.

Asimismo el cirujano le informará, pormenorizadamente, sobre la forma de prepararse para la cirugía teniendo en cuenta, además, la importancia de dejar de fumar, en su caso, al menos una o dos semanas antes de la misma.

En cuanto a la operación en sí, el paciente permanece despierto pero muy relajado, no siente dolor. Las incisiones se hacen coincidir con las líneas naturales de los párpados
superiores y justo debajo de las pestañas en los inferiores y se cierran con suturas tan finas que resultan prácticamente invisibles a los dos meses de la intervención.

La estancia en la clínica se reduce a 2-3 horas y en un plazo de 7-10 días podrá volver a su ritmo de vida normal pero con un rostro totalmente rejuvenecido y para la mayoría de las personas, estos resultados son permanentes.

Por todo ello, es una decisión que vale la pena.

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